El viaje de regreso a nowhereland

Llegué a la central con una hora de anticipación... me senté a esperar mientras me dedicaba a mirar los ejemplares que circulaban a mi alrededor... un macho en toda la extensión de la palabra, trabajado de gimnasio, chertio, decimos en el norte al que parece trabajador de rancho... biceps abultados, camiseta blanca ajustadisima y un paquete notabilísimo enfundado en sus jeans respaldado por una nalgas redondas y prominentes auxiliadas por las botas de tacón desvanecido... y arriba el norte.
Paso varias veces a mi lado y bueno, pues se detenía y se mostraba pero hasta ahí.
A la hora me acerqué al mostrador a preguntar el numero de camión estaba ahi... veintitantos, piel blanca, cuerpo pequeño pero muy bien proporcionado, macizo y sensual con su playera polo roja y sus jeans... Cruce de miradas y un click... empezamos a platicar y Oh coincidencia!, nos toco hasta atrás del camión, juntos...
Casi no platicamos, el recostó su asiento dejando a mi alcance todo el frente,,, claor, había que dejar pasar un tiempo... y el ritual inició...
Primero la muy discreta señal en la pierna con la mía, suavemente repegando mi muslo con el suyo, muy suave, imperceptible a los ojos ajenos, plena de sensaciones debajo de mis jeans... siguió fingiendo dormir y se inclinó un poco a la izquierda, de manera que mi brazo pudo descansar en su cintura y la parte externa de su nalga... y mi mano, más libre se poso en su pierna, también suavemente al tiempo que con un ligero movimiento me correspondía a mi pierna en leve movimiento. Con mi mano en su muslo, mis dedos empezaron a danzar lento, a tocar un pizzicato armónico.. toqueteo, caricia, toqueteo, caricia... mis dedos fueron internándose en su territorio femoral interno y ahi sin dejar la suavidad y las caricias, (cómo guía la costura de la mezclilla) los dedos invitaron a la mano completa a oprimir discretamente cuando el deseo ordenaba apretar con fuerza. Mi corazón latía poniendo en evidencia la testosterona y la adrenalina... y si me rechaza... y si me grita y me pone en evidencia... y si me golpea... pero no, algo sé de señales que me permiten hacer una correcta lectura de sus ojos.

Poco a poco, lentamente, disfrutando el tacto y la respiración y el sueño simulado...fui tocando y acariciando subiendo desde su rodilla, qué delicia su piel bajo la mezclilla..., hasta que mi meñique tropezó con algo cuya concistencia es familiar... me detuve un momento con mi dedo primiendo suavemente su glande y muy lentamente se fueron sumando los dedos al cuerpo del capullo. mi mano oprimió rimicamente en un compas de estímulo y respuesta. yo presionaba y su miembro respondia, latiendo, creciendo entre mi mano, al tiempo que tuve que ir mi propia entrepierna a acomodar el crecimiento propio..., me gire un poc, me acomodé y pude tocarlo a dos manos... que delicia, suave ritmo, .... instantes eternos, el camión dormido y él fingiendo, loco de placer, con el aliento contenido... Qué ganas de besarlo, de abrazarlo todo y desnudarlo lentamente hasta ser poseido por ese tótem convocado expresamente para mi.
Pero no... con violencia dulce apartó mi mano de su tesoro, y yo, regresé insitente, suplicante y me tope con su mano sobre su sexo, como cinturón de castidad, protegiendo la torre del castillo. Y entonces, cambié de objetivo, y empecé a acariciar su brazo, el dorso de su mano... su piel tersa, con vello... mmm que rica piel y yo con hambre y yo sin poder morder, lamer, degustar... Finalmente retiró de nuevo mi mano, dirigiéndome una mirada fiera, asustadiza, sin una sola palabra... y me retiré, solo para regresar al cabo de 30 min en que retiró de nuevo la protección. Pero ahora quería ir por más. Levante la cabeza del asiento para verificar el sueño de los pasajeros y una vez decidido que me valía madre si alguien no lo estaba, volví a la carga un poco más focalizado y que delicia sentir el crecimiento de la mezclilla en mi mano, por segunda ocasión. Intenté baja el zipper, él ya se habia desabotonado, y me lo impidió; proseguí por encima con más dedicación, quise intorducir mi mano bajo su polo, pero con molestia me retiró la mano, quise besarlo, regalarle una soberana mamada, pero ni pensarlo... violentamente me retiró la mano y me volvió a dirigir esa mirada de enojo, indignación y lástima que ponen los adolescentes (26 años a lo mucho) cuando se encuentran con su gaydad y no la disfrutan a plenitud por los introyectos culturales... yo no me enganché, y lo traté igual. Sin despegar mi pierna de la suya, lo cual permitió, me acomodé y crerré los ojos para verificar los datos registrados, y grabarlos en mi registro sensorial. Ignoré su mohín, en el que se tomaba la cabeza entre ambas manos y me dirigia miradas rabiosas...resoplando como en rabieta, bufando un desacuerdo mas falso que las monedas de tres pesos. Cómo me hubiera encantado poder decirle que se relajara, que se soltara y me dejara terminar...lo; que estaba dispuesto a permitirle recibirlo en mi boca y tragarlo enterno como presagio de lo provenir... pero no. El resto del camino se fue igual. E un momento pensé que al sentirse venir se apanicó... de mancharse, de los demás, no lo sé. Casi al llegar me volvió a dirigir la palabra para que lo dejara pasar para ir al baño... y fue y regresó pronto pero más tranquilo.... iría a terminar allí...? qué desperdicio... en fín tenía que bajar, el seguiriía a un destino más lejano y se cambió de lugar... lo seguí y me despedí y me dió un sonado apetón de manos,,, como cuates... dudé lo de los numeros telefónicos y guardé silencio... y descendí y se fué... y siempre me quedaré con la duda de su sabor, generando su registro como archivo chaquetero del momento... Así es esto...
Dudo mucho que lo vuelva a encontrar, aunque viajo mucho... podría ser, si el destino quiere...