El cuerpo del deleite

Mi querido Feñizio, te respondo...

¿Osito?

O S O T E.

Su estructura corporal es muy grande. 1.95 alto. ( Yo mido 1.62) Tiene brazos anchos y muslos como columnas, fuertes, macizas, bien plantadas, trabajadas. Sus manazas son de cuerpo ancho y dedos alargados, que combinan la fuerza con la ternura de una forma exquisita. Sujetan mi cintura con fuerza sin lastimar, sostienen, me manejan como necesita con firmeza y decisión. En sus caricias me recorre casi tocando, generando un campo de fuerza en mi piel.

Cuando se tiende sobre mi, me abarca y me desborda...mmm.... sin embargo es lampiño, con una piel madura, suave y firme al tacto, con aroma suave y agradable, aunque este empapado de sudor... confieso que me excita enormemente sentirlo sobre mi y sentir las gotas de sudor que caen en mi espalda provenientes de su torso, mezclándose con el mío como extendiendo su posesión a mis fluidos... Terminamos empapados.

De pie, al abrazarme quedo en su pecho, ancho y fuerte y me refugio al menos un instante hasta que su boca me busca, via mi cuello, y mi oreja y me encuentra en un beso profundo y excitado.

Su miembro es más ancho que largo, por lo que, con mucha paciencia, encuentra su camino, y ya en el, se transforma en alebrije alado que me arrebata a las alturas, que me motiva a corresponder con movimientos y contracturas perinales, cobijando al invitado, al embate de su fuerza, como una sinfonía en cuyos movimientos cambiamos la postura y el ángulo.

Ahora que lo revivo para compartirlo, me surge de nuevo el deseo y el agradecimiento, por la vida, por mi identidad y por mis amigos.